Ángel R.
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Cuando llegamos nos atendieron muy rápido y amablemente. Nos informaron sobre todo y nos dieron la posibilidad de elegir la planta en la que alojarnos. Hay que decir que está muy bien ubicada en pleno centro y tiene un precio muy competitivo. Pagamos un precio de 59€ la noche entre los dos y estuvimos dos noches.
Iba con mi pareja y pagamos una habitación para dos. El problema es que la cama de matrimonio es literalmente algo sorpresa, solo si al recoger las llaves hay habitaciones disponibles con ella… Empezamos mal… Por suerte tuvimos cama de matrimonio. Esta no era muy buena pero daba la talla, yo dormí basta bien. Pagamos un extra por tener baño y ducha en nuestro cuarto (había un baño común para los que no disponían de esto). Se trata realmente de una vivienda en la que han hecho de cada habitación un alojamiento, lo que pude comprobar al abrir la ventana de mi cuarto que daba a un balcón-lavadero. Llegué a poder ver en otra habitación que se dejaron abierta la cama junto a un lavabo. Hay ambientadores por la zona que se mezclan con el olor a heces de cañería rota y deja un olor raro.
A primera vista todo bien, un cuarto chico, pero bien. Cuando ya pones ojo a los detalles… mal. Todo el baño parecía que le habían dado un lavado así rápido y guarro para quitar la roña más visible, pero había pelos chicos en el lavabo y en el baño, además de manchas que no eran recientes, sino más bien añejas. La ducha más de lo mismo pero al menos no tenía pelos. Nos dieron dos toallas aparentemente limpias. Recalco lo de “aparentemente” porque cuando desdoblé la mía tenía dos o tres manchurrones negros que hacían de esa toalla un cuadro abstracto. Literalmente parecía que un mecánico se había limpiado un par de dedos en la toalla.
Sólo había una mesilla de noche, así que decidí mover una mesa para usarla yo de mesilla y ponerla al lado de la cama. Hasta aquí todo bien, hasta que descubrí que mis actos habían dejado sin hogar a una familia de pelusas que vivía allí desde hace mucho tiempo… Algo me dijo que al dormitorio le aplican el mismo procedimiento que al cuarto de baño: lavado rápido superficial.
Pagamos el servicio de desayuno. Yo no soy muy exquisito para comer, pero era todo de bote y de paquete y te ponen tan solo media tostada (que mínimo que la entera). Solo puedes elegir entre mantequilla y otra de aceite y tómate triturado, el primero de paquete y el segundo aparentemente hecho por ellos. De nuevo recalco lo de “aparentemente”, porque no me extrañaría que también fuera de bote. Eché en falta un poquito de jamón york aunque sea para la tostada porque me parecía un desayuno poco contundente. Eso sí, te atienden muy rápido y muy amables y no tienes que esperar absolutamente nada para desayunar.
Lo peor viene por la noche. Tienes tres llaves para poder acceder a tu habitación: la de la puerta de la calle, la de lo que sería el piso en la planta que estés alojado, y por último la de tu habitación. La de la calle suena un montón al cerrarse aunque estés alojado en la tercera planta (la última) como lo estuvimos, aunque tampoco es algo molesto. Sin embargo la del piso tienes 3 opciones: cerrarlo a mala leche porque cierra fatal, meter la llave de nuevo para cerrarlo sin hacer ruido o dejarla abierta, y os digo que todos eligen la primera. Las de las habitaciones tienen pomo, el que parece que tampoco nadie usa para cerrarlas y también suena bastante por todo el pasillo… Dormir es complicado porque llegan los grupos de chavales de pasárselo bien (con todo su derecho) y no se les ocurre pensar que puedan hacer ruido y molestar. Hay habitaciones de grupo y todos deciden ir por turnos al baño común que tienen y no paras de escuchar puertas abrirse y cerrarse, sin portazos, pero con un ruido muy molesto.
Por último nos percatamos de que cambiaron la bolsa de basura de nuestra habitación, pero no limpiaron absolutamente nada de ella ni cambiaron las toallas.
Leyendo otras reseñas me siento afortunado y que me tocó una de las mejores habitaciones. Ahora en casa me siento aún más afortunado de decidir no volver.