Ana

Un sitio precioso, rústico, en medio de toda la vegetación de almuñecar, perdido entre la naturaleza de la costa tropical.
Para llegar es un acceso que hay que tener cuidado por el camino de montaña, es normal.
Mucha tranquilidad, paz e intimidad. La habitación óptima, las sábanas y el edredón muy limpio con suavidad.
El baño también con higiene.
Los anfitriones muy amables y simpáticos aunque no sepan demasiado el español, pero dan mucha intimidad.
El desayuno fue muy completo! En una vajilla preciosa.
La verdad es una auténtica maravilla desayunar en medio de la naturaleza al aire libre!
Lo recomiendo y seguramente repita!!!

Sergio B. D. L. H.

Maravilloso rincon en Almuñecar. Lugar idílico para disfrutar en pareja. El silencio, la piscina, el entorno, todo de 10. Los dueños muy amables y atentos. El desayuno con productos de la finca una pasada. Repiteremos sin duda. Gracias por todo.

Martin

Fantástico B&B. Nunca habíamos usado este tipo de alojamientos en el campo y salimos bastante encantadas.
Es un sitio para desconectar totalmente del estrés y el tráfico de la ciudad. Se respira bastante paz y tranquilidad. Mucho silencio y sonido ambiental de los pájaros.
Como hay tanta vegetación no hay mucha calor (a excepción de si te pones al sol completamente, claro), lo que se agradece un montón. Para mi ha sido un alivio, que soy anticalor total. 😅
La carretera para llegar sí es un poco estrecha, hay que llevar cuidado si te encuentras otro coche
Sandra y Leo son 2 anfitriones geniales, siempre atentos a si necesitábamos algo. Muy simpáticos y amables.
Desayuno bueno, aunque no pedimos todo lo que normalmente ponen porque no somos de desayunar tanto, lo que probamos estaba muy bueno. La mermelada casera exquisita. Hasta compramos 2 botes.
Habitación espaciosa y cama cómoda. No hay tele, pero creo que tampoco se necesita. Aunque nosotras llevábamos tablet para ver algo algún rato. Terraza privada para momentos de relax genial.
La zona de la piscina muy bien, hamacas para echar el día al sol y relajarse. A mi madre le ha encantado la piscina y poder estar en remojo y "hacerse sus largos".
Hay una cocina equipada, aunque nosotras la usamos solo para calentar cosas, ya que llevamos cosas semipreparadas. En la nevera hay bebidas que puedes adquirir a precios razonables si en un momento dado te apetece algo, no has traído las tuyas o las has gastado.
No hay cobertura telefónica, pero hay wifi.
Había muchas hormigas y mosquitos. Pero es campo y verano. Eso no se puede evitar. Si lleváis comida cerradla bien u os la robarán las hormigas. Nosotros pagamos el error del principiante y tuvimos que tirar algún pan. Menos mal que llevábamos de sobra. 😅
Por lo demás nada negativo reseñable. Todo estaba bastante bien. Tal vez algo negativo es que se terminaron muy rápido los días de relax. 😅

Pilar D. M.

La habitación olía a humedad. No se debe beber agua del grifo lo que no se informa en ningún sitio hasta que estás allí y el camino es tortuoso es una vía muy estrecha llena de precipicios y encima me tocó la habitación con ruido porque en la cabecera de la cama estaba la ventana a una cuarta de esa estrecha carretera la cual pensé no debe tener tráfico pues me equivoqué. Así que de relax nada. El desayuno está bien por no ser muy negativa pero no volvería ni lo recomendaría. Piscina sucia por la calima de varias semanas.

MCB C.

Evasión y descanso

El Oasis se encuentra maravillosamente integrado en un valle, rodeado de árboles de frutas tropicales y flores silvestres, envuelto en los sonidos de la naturaleza.

Llegamos el viernes más tarde de las 12 de la noche. Aunque nos habían avisado que el check in finalizaba a la medianoche, muy amablemente Leo fue a buscarnos a una venta cercana, muy fácil de encontrar, y nos dirigimos a El Oasis a unos 10 minutos, siguiendo el coche de Leo.

Al llegar, Sandra nos recibió con una sonrisa (a pesar de lo tarde que era) y nos mostró las habitaciones y las instalaciones. Todo lo que nos iba enseñando nos enamoraba y superaba nuestras expectativas: el tamaño y limpieza de las habitaciones, decoradas con personalidad, atención al detalle y con mucho gusto estético; la cocina común, totalmente equipada con cafetera, refrescos y cervezas a precios módicos; la zona del comedor interior, que a su vez alberga la amplia biblioteca con chimenea, y la acogedora terraza, con cómodas sillas y mesas, entre limoneros y aguacates, un horno de piedra y una decoración armoniosa bajo una cúpula celeste plagada de estrellas, que se reflejaban en agua de la piscina.

Nos fuimos a dormir en una cama King size con un colchón comodísimo y diferentes almohadas para escoger, en el silencio de la noche apacible y con una temperatura perfecta.
A las 7:30 de la mañana bajamos a desayunar, porque teníamos concertado un descenso de barrancos y habíamos quedado muy temprano.

Leo había preparado un desayuno completo y saludable en la zona de la biblioteca, divisando las primeras luces de la mañana iluminando las copas de los árboles, en una quietud y tranquilidad total. El desayuno estaba delicioso, compuesto por variados productos locales de temporada.

A eso de las 7 de la tarde regresamos, exhaustos, a la calma de El Oasis. Nos alegramos enormemente de haber concertado la cena allí mismo a las 21:30, así tuvimos tiempo de darnos un baño en la piscina, decorada con preciosas baldosas y el agua a la temperatura perfecta (para nuestro gusto), limpia y sin rastro perceptible de cloro. Nos relajamos en las hamacas, comodísimas y, como todo en El Oasis, con mucho estilo y atención al detalle.

La cena estaba preparada en una romántica mesa en la terraza. Sandra nos sirvió un delicioso entrante, una riquísima carne como plato principal, acompañada de patatas y ensalada de judías y tomates Cherry de su cosecha, con queso “elaborado por el vecino”, culminando con un postre exquisito preparado por el chef Leo 😉. Un menú sencillo pero muy nutritivo, platos caseros elaborados con los productos naturales de esta tierra fértil y excepcional.
Estuvimos charlando y nos sorprendió averiguar que ni Sandra ni Leo se han dedicado a un oficio relacionado con la hostelería anteriormente, lo que demuestra que aquello que se hace con el corazón y desde el cariño, puede superar al más profesional con creces.

Esa noche dormimos tan plácida y profundamente ¡que nos despertamos pasada la hora del desayuno! Sandra, en su infinita amabilidad, nos ofreció desayunar aún así, disfrutando los últimos momentos de paz, alejados de todo el bullicio de playas y zonas turísticas, inmersos en la naturaleza, y atendidos por la acogedora hospitalidad de Sandra y Leo, en un oasis de tranquilidad, donde nos hemos sentido como en nuestra casa. ¡Gracias por un fin de semana inolvidable! ¡Volveremos!

Enmanuel G.

Un cortijo muy bonito, con habitaciones súper cómodas, cálidas y bonitas, áreas verdes bellísimas. Una piscina muy agradable. Está muy bien decorado. Tiene BBQ, toallas, sábanas. Está muy bien la verdad. Es cierto que está lejos del centro, a unos 13km aproximadamente. No tiene parking, tienes que dejar tu coche afuera, pero es una zona tranquila.

El único y gran pero, es que los dueños viven justo al lado. Y a partir de las 00:30 no puedes hacer nada de ruido, quitar la música, etc. O sea, te tienes que ir a dormir, las habitaciones no tienen Tv.

Entonces, está recomendado para personas mayores o familias. No para jóvenes en plan de fiesta.

Petro H.

Un lugar agradable, como para un retiro espiritual. El camino para llegar es toda "una prueba" ja ja, por lo sinuoso del trazado en el puro monte. Es un remanso de paz donde olles a las ranas croar, respiras aire puro y te desconectas del bullicio urbano. El desayuno genial, los anfitriones muy cercanos, el ambiente era como de comuna hippie pero sin vicios ja ja. Luis y Alicia.

Viajero M.

Ha sido una estancia maravillosa , encontramos tranquilidad, privacidad , limpieza , el desayuno increíble y un entorno maravilloso.
Los dueños dan una atención magnífica , volveremos lo antes posible y más días , muchas gracias