Nos alojamos una noche en esta pensión, la habitación aunque sin grandes lujos estaba muy limpia y era cómoda además de tranquila. Aunque no estaba incluido el desayuno, desayunamos alli por muy buen precio, era abundante y estaba todo muy rico. En recepción y al desayuno nos atendió Sonia fué muy simpatica y amable. Delante de la pensión a |100 metros estan las termas gratuitas de Os Baños abiertas 24 horas y una verdadera maravilla.Nos volveriamos a alojar alli sin dudarlo
Hotel acogedor sin grandes lujos pero con lo suficiente para una estancia agradable
Muy Buena atención y comodo, con entorno excelente y termas publicas en frente de la casa
Es un hotel pequeño pero agradable y limpio. Las habitaciones son pequeñas pero, en realidad, para dormir no hace falta más. Todo está nuevo y en perfecto uso. Lujos no hay pero a mí tampoco me hacen falta. La atención de los dueños inmejorable. Se puede desayunar por 4€ y es un desayuno abundante con zumo, café con leche, pan tostado, mantequilla, mermelada, aceite, sal, bollería, etc. El dueño, Luis, muy amable, te hace sentir como en casa.
Precioso entorno y experiencia. Personal muy agradable.
Alquilamos una casita con ellos en Vilamea, Justo la aldea de al lado, casa acogedora, muy completa, y el trato la verdad fue más que excelente, muy amables, atentos, y con un servicio excepcional, y desde aquí me gustaría agradecerles el buen trato que tuvieron con nosotros, se nos estropeó la nevera y el mismo día en unas horas nos trajeron una nevera nueva, servicio muy rápido! Lo recomiendo !!
Está bien situado. El chico encantador y muy servicial. Muy buena temperatura en la habitación y comedor. El desayuno muy amplio y variado. Todo perfecto. Para repetir en moto mejor en otra época, pues cuando nos levantamos estábamos a - 5° y la moto congelada. Menos mal que nos dió unas toallas para ir quitando el hielo. Muchas gracias.
Fui la primera noche, agotada de la carretera, y después de descargar el coche me di cuenta de que, aunque a simple vista todo estaba recogido y limpio, la cocina olía a grasa rancia, la habitación a tabaco, el váter a tuberías y la almohada a grasa sebácea de varias generaciones. No es el entorno que buscaba para descansar y disfrutar del espacio.